Opinión

El mal gobierno, causa de tantos males

18 de mayo de 2020

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Alejandro Bautista González *

En el pasado artículo, me referí a “El mal gobierno y la hiperinflación”, haciendo un análisis comparativo entre algunos índices económicos para el cierre del gobierno democrático del Dr. Rafael Caldera (1998) y los presentados por el actual régimen, 20 años después (cierre de 2019). Nada más se tocaron dos temas, pero hay más, y para redondear el comentario, hoy quiero complementar.

Por ser su responsabilidad y asumir estas competencias, el régimen actual se convierte tácitamente en el único comprometido, ante la comunidad venezolana y del mundo, de todos los males que aquejan a nuestro país y que lo mantienen en el foso de cualquier parámetro que se quiera medir, con una economía por el suelo y causante de la diáspora acogida por los venezolanos emigrados. La razón de esta aseveración tiene su sustento en la escasa gobernabilidad que caracteriza al régimen. Tratándose de asuntos mayores como la inflación, la depresión económica, el déficit fiscal, el petróleo y hasta la infraestructura y servicios, es deber ineludible del gobierno asumir “políticas públicas coherentes y sabias” para contener tales males: a eso se le denomina Gobernabilidad. Aquí rememoro lo definido en artículo anterior: “la gobernabilidad democrática se refiere “a la construcción de un orden institucional plural, conflictivo y abierto”, que implique “una capacidad mínima de gestión eficaz y eficiente y de autoridad que tendría que tener el poder Ejecutivo frente a los otros poderes y la sociedad misma.

Debemos entender que la economía se comporta como un organismo, con funciones interdependientes. Por eso, cuando se enferma –y la venezolana está postrada, asistida por aparatos- hay una reacción en cadena, en la cual todos esos problemas se agravan entre sí, como en una falla múltiple de órganos,  y se hace más difícil tratarlos. He ahí la falla.

De manera sucinta, me referiré a otros problemas mayores por los que muy poco o mal encaminados y con titubeos ataco el régimen y que son objeto de gobernabilidad:

Pérdida del valor adquisitivo de nuestro signo monetario, el bolívar. Mediante un ejemplo, veamos hasta que profundidad ha bajado el bolívar, respecto al dólar. Al comienzo del año 1999, cuando asumió la Presidencia de la República el comandante Hugo Chávez, el  valor de cambio de nuestra divisa se cotizaba en Bs. 523,16 por dólar; 20 años después, es decir, al cierre de 2019, el valor del dólar se cotizó en Bs. 47.325.02 y cuatro meses después, o sea para abril del presente año 2020, nuestro bolívar tuvo una caída monstruosa y llegó a cotizarse por sobre los Bs. 220.000 por dólar, aun cuando actualmente su valor oscila en alrededor de Bs.180.000 por dólar. Ejemplo más práctico: el pan de jamón, que costó al cierre de 2018 Bs 6.000, un año después, diciembre de 2019, llegó a costar, hasta Bs.500.000 ¿De cuánto es el % o caída inflacionaria? Inconcebible. Nuestro bolívar prácticamente se evaporó.

Necesario es aplicar un freno que contenga esta caída en picada de nuestra moneda. Pienso que la conducción de la política fiscal responsablemente permitirá el ejercicio de una política monetaria para promover el crecimiento acelerado con baja inflación, caracterizada por la existencia de tasas de interés reales, positivas pero muy bajas.

El petróleo. Tal vez sea el mal manejo de este recurso el epicentro donde se derivan los grandes desajustes presupuestarios y de la economía de Venezuela. Por supuesto, que  es en el régimen usurpador en quien  recae toda la responsabilidad, por ser quien detenta la exclusividad del manejo petrolero. El chavismo dilapidó la mayor bonanza petrolera de la historia. Con estupefacción e incredulidad recordamos cómo un día del 2002, “el eterno comandante”, en acto transmitido por la cadena nacional, inició con maldad y prepotencia, la debacle de nuestra máxima industria petrolera, constituyendo la pública destitución de alrededor de 18.000 mil altos directivos, ejecutivos, ingenieros, técnicos y personal calificado, que constituían el gran equipo de lo que fue PDVSA, orgullosa empresa venezolana que alcanzó a producir en 1997 la cuantiosa cifra de 3.200 millones de barriles diarios. Hoy escasamente sobrepasa los 600 mil b/d.

Los malos gobiernos de Chávez y Maduro contrajeron más de deuda de la que el país podía honrar. Durante años privilegiaron el pago de los intereses y capital de estos préstamos que fueron dilapidados o malversados. Y no puede decirse que fue para invertir en infraestructuras, porque no hay obras públicas que se puedan exhibir y hayan sido financiadas con ese dinero.

*Doctor en Cooperación Internacional, Integración y Descentralización: Los Desafíos del Desarrollo Internacional.

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