Cuando apenas han pasado pocos días del tercer ciclo de cuarentena social comunitaria medida decretada para evitar la propagación del Covid -19, los reclamos de los habitantes del Táchira ante la evidente crisis de los servicios públicos, se hacen más fuertes y seguidos.
Y es que el encierro, sumado a las carencias, ha generado desesperación en hombres, mujeres y niños que se ven frustrado con tantas limitaciones para incluso poder preparar alimentos.
Muchos desean retornar a sus rutinas diarias, pero el tiempo de confinamiento se ha alargado y piensan que esta situación continuará; por eso, la creatividad y el rebusque ahora es la moda.
Luz y gas en cuidados intensivos
Para Johana Zambrano, vecina de Pirineos II, los dos meses en cuarentena ha sido una tortura. El problema de la electricidad, aunado a la falta de distribución del gas, se ha convertido en una verdadera calamidad. “Es inhumano, aquí particularmente hay gente con discapacidad, que aunque tengan cocinas eléctricas no pueden hacer nada. ¡Qué situación tan terrible!”, se quejó.
“Sin agua, sin luz, sin gas, sin telefonía, ni internet, y para colmo de males, sin dinero en el bolsillo porque no hemos podido trabajar con esta cuarentena”, este es el lamento de muchos, expresado en voz de Gerardo Navas, un vecino de La Ermita a quien le preocupa el sustento y calidad de vida de su familia.
La falta de gas no es de ahorita, este padecimiento ya es viejo, al igual que la electricidad y la caída de las líneas de telefonía fija e internet. Hay comunidades clamando por gas desde hace mucho tiempo, vecinos de diferentes localidades afirman que tienen hasta más de seis meses sin ver una bombona.
Otros aseguran que han cancelado hasta con tres meses de antelación y va pasando el tiempo sin recibir respuesta alguna. Tal es el caso del sector Uniblotes de la Unidad Vecinal, donde los vecinos afirman haber pagado a finales de febrero y aún no reciben el gas.
En medio de este panorama poco alentador, surge el mercado paralelo, con un sistema de pago basado en otra moneda, el peso colombiano. “La bombonas se pueden conseguir si tienes pesos”, comentó Freddy García, un vecino de Rubio.
Protestas
Es difícil cuantificar el número de protestas registradas en este territorio andino, simplemente porque surgen a diario y repentinamente. Al principio de la cuarentena se mantenía una tensa calma impregnada de incertidumbre, pero las semanas fueron pasando y la presión ante la falta de gas y electricidad se desbordó en manifestaciones.
Algunas protestas consisten en sonar las cacerolas y los pitos, pero en otras llegaron a quemar objetos como cauchos; sin embargo, el extremo se presentó en la población de La Grita donde intentaron incendiar la alcaldía.
“Si no tenemos gas la alternativa es cocinar con hornilla eléctrica, pero tampoco hay luz – pues toca con leña- pero no todos podemos porque hay muchas personas con enfermedades respiratorias que se han empeorado”, dijo Carolina Pabón, vecina del Barrio Libertador con pasaje Orinoco, agregando que en el sector viven adultos mayores y niños en edad infantil que no pueden ser atendidos, lo que considera una crueldad.
FAES tomará las plantas de gas
El descontento popular por la escasez de gas y luz continúa cada día con mayor fuerza. Ante esta situación, el enlace directo con el Gobierno Nacional, Freddy Bernal, anunció este viernes a través del programa radial ‘Reporte Bernal’ que habrá un incremento en el suministro del gas que debe estar ajustado a la calidad del servicio.
También anunció que el FAES tomará las plantas de llenado para minimizar las mafias, la prohibición de pagos adelantados al menos de que se garantice la entrega, y otras medidas para brindar un mejor servicio.
El agua, otra pesadilla
Otra de los problemas que aquejan al Táchira, es el racionamiento de agua generado, según Hidrosuroeste, por la época de sequía.
Aunque la empresa hidrológica encargada de este servicio publicó un plan de racionamiento de agua potable para los municipios del Táchira que consiste en 48 por 48 horas, algunas poblaciones han criticado el incumplimiento de este cronograma, asegurando que pasan los días y el vital líquido no llega.
Bleima Márquez