Regional

Ha pasado la situación de las colas de crítica a relativamente “tolerable”

28 de noviembre de 2019

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Fluyen las colas, se mimetizan con una ciudad para que no obstaculicen el tráfico en las vías o al menos no le agreguen a su rostro una cicatriz más a la crisis que nos agobia.

Ciertamente, la puntual llegada de las gandolas y el orden en la distribución han permitido que, al menos en el transcurso de estas semanas, la situación haya pasado de “crítica” a relativamente “tolerable”, lo cual no quiere decir que los conductores estén medianamente satisfechos.

Como reportan los mismos conductores, el caudal de “coleados” ha disminuido, pero no desaparecido del todo, por lo que el “auto” salido de la nada y sin que lleve el número dentro del orden que se va cumpliendo, sigue apareciendo, tal vez al recibir alguna “alerta interna” o tal vez al poseer alguna acreditación que lo autorice a un despacho expedito…

Pero como se concluye del testimonio de muchos conductores encuestados, las colas todavía siguen siendo un factor desestabilizador de la cotidianeidad, pues por muy rápido que se dé el despacho, igual se pierde alrededor de medio día, por no decir de quienes muchas horas antes se han puesto en la espera. Igual hacer planes para la mañana -entre ellos por supuesto arribar a tiempo a su lugar de trabajo- no es posible; aunque tales inconvenientes valen, siempre y cuando el carro esté apertrechado por una semana, con viajes a distancias cortas, bien medidos.

Son puntuales las gandolas con su alrededor de 14 mil litros –y si hay suerte mucho más-, los cuales alcanzarán a 300 vehículos, que se terminarán de atender un poco después del mediodía, de arribar a las 7 a.m., pues no pocas se retrasan. Se pudo constatar que, en promedio, 100 automóviles por hora; sin embargo, dependiendo de la capacidad de cada estación de servicio, se puede estar un poco más arriba de la media. En ese ritmo de despacho –y con escasos VIP-, lo máximo que le ha tomado a un vehículo está semana para ser atendido, desde el momento en que se activa el despacho en la gasolinera por supuesto, sería un poco más de tres horas.

En las estaciones de servicio se notó la presencia de la Guardia Nacional y funcionarios de Pdvsa, en una cordón de seguridad que se aseguraba apartar una distancia prudente del inicio de la cola.

Hay cierta expectativa por los efectos que pueda traer el reciente censo vehicular realizado en todos los municipios del estado; pero igual, hasta tanto no se vea en “hechos” y no representen una reducción importante de las colas, nadie podrá cantar victoria. No pocos opinan que, en efecto, el contrabando se vea lesionado; no obstante, a reglón seguido agregan que este se ha sobredimensionado un poco, y solo equivaldría al 10 % del total de gasolina que se consume en el estado, mientras para otros estaría por el orden del 30 %.

Un día en cola

En la estación de servicio Lago España, los que eran atendidos, alrededor de las 9 y media, ya estaban en cola desde las 3 de la tarde.

Uno de esos conductores, que se tuvo que trasnochar, fue el señor Juan Rodríguez, para quien la situación es prácticamente igual, y se queja del tiempo que pierde y el abandono de la casa que implica llenar un tanque, es decir, la familia.

Para Freddy Castillo, “desafortunadamente, nos hemos ido acostumbrando a las colas, y nos damos por bien servidos cuando se reduce en algo el tiempo de espera. ¿Que sí ha habido alguna mejoría? Poca, muy leve. La semana pasada vine y fueron 26 horas, desde el momento en que vine, hasta que el que me fui con el carro, con mis correspondientes 40 litros. Todavía vivimos situaciones incómodas, como mire usted –mientras hablaba señalaba a un vehículo sin número y con aparente intención de pasar por encima de los demás para entrar en la estación: cosas como esas son las que dificultan las soluciones”.

Con relación al censo, sugirió que la etiqueta que se les coloca a los automóviles censados debería ir por fuera, pues al estar oculta podría prestarse para irregularidades. De todas maneras, ve que ha venido funcionando en municipios como Rubio, La Grita, San Antonio o Ureña, donde al menos la gente ya no tiene que “dormir por fuera”, pueden suplirse al menos una vez al mes, teniendo que “reforzarse” en San Cristóbal.

La agilización del despacho de combustible ha incidido en la baja de la gasolina en el mercado negro, donde actualmente por un galón se pagan 25 mil pesos, cuando se llegó a pagar 60 mil pesos, en los momentos más críticos.

Por su parte, Omar Contreras se muestra más escéptico respecto a lo que el censo pueda hacer en favor de alivianar la situación de la distribución del combustible en el Táchira, pues siempre los contrabandistas inventarán un truco para abastecerse por encima de la cantidad y el tiempo que les corresponde, y contribuyendo a seguir alimentando más las colas, en detrimento de la salud, la paciencia y la seguridad de quienes solo quieren una mejor movilización en sus vehículos.

Freddy Omar Durán

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