Regional

Quinta Lis/Toño/Hecho Arte

29 de marzo de 2024

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Porfirio Parada

La primera invitación que tuve para ir a la Quinta Lis fue luego de una conversación que sostuve con Edd Miller. Me dijo que había ido en varias oportunidades a la casa de un artista polifacético y pana por el sector Las Lomas, bajando por Santa Teresa. Edd se escuchaba entusiasmado por ese entonces, le dije que sí iría al sitio, sin más detalles, que había que cuadrar el día y la hora, y así fue. Entre los años 2012 y 2013, empecé a concurrir y visitar los espacios de la Quinta Lis, siendo su anfitrión José Antonio Sánchez Pulido, amigos, y personas cercanas le decían de cariño “Toño”. Cuando entré por primera vez a su casa, me sorprendí de la belleza del lugar, parecía un pequeño paraíso escondido en la ciudad, la casa muy bonita, gran jardín, grandes árboles, había una galería de arte, había perros, libros, otro jardín, pero de Bonsái, buena música, fue una excelente tarde.

Por ese tiempo, tengo entendido que Toño estaba reimpulsando la Quinta Lis, organizando exposiciones de arte, recitales de poesía y música, vendiendo comida y bebidas, me acuerdo que mis visitas al lugar se hicieron más frecuentes, y cuando iba, en la mayoría de las veces, él estaba ocupado atendiendo a la gente, coordinando cosas, definiendo detalles para próximos eventos. Había un movimiento artístico y cultural en la ciudad donde la Quinta Lis no solo era protagonista, sino que Toño creó un verdadero refugio o paraíso para creadores y público en general que deseaban pasar una tarde distinta, alternativa, y en el mejor ambiente posible. En esos días, no tenía mucho tiempo de haberme graduado de periodista, y al tiempo, fui editor de una revista, siendo la Quinta Lis, una de las primeras reseñas que escribí. En mayo de 2013, salió la nueva edición donde en la página 5, se leía como título: “Quinta Lis: estancia para la promoción del arte”.

A raíz de esa publicación en la revista, a raíz de mi interés por el arte, de nuevos encuentros en la Quinta Lis, incluso con y sin la compañía de Edd Miller (quien hacía lo propio recitando poemas o tocando con bandas de rock en ese espacio) nos fuimos acercando como personas y como artistas. Conocí su amor hacia los animales, por los perros, su rechazo por el maltrato animal. Lo escuché hablar de la vida, la lectura que daba del mundo y la sociedad, su obstinación por la política venezolana y latinoamericana, su repulsión a la hipocresía de los sistemas de gobiernos autoritarios. Tuve el honor que me invitara en varias oportunidades a su cumpleaños, donde Toño recreaba un escenario de lujo. Grandes bandejas con platos para que los asistentes comieran con placer y sin limitaciones. Nos tomábamos fotos, nos reíamos, la pasábamos bien. Antes y después de esas fechas de cumpleaños me había invitado para leer poesía en sus recitales. En esa época, escribía con cierta frecuencia, y los textos que más me gustaban, los que más odiaba, los que más me desahogaba, los leía allí. Una vez intercambios poemas leídos, me gustó tanto lo que leyó que luego le pedí el poema y yo le di parte de mis palabras.

Hubo actividades culturales y anécdotas en la Quinta Lis que estarán en mi memoria por mucho tiempo. Visitas fugaces, visitas por muchas horas, experiencias de jóvenes, tardes y noches desprendidas, visiones de la creación, ver a tanta gente inquieta por crear, por hacer, o simplemente estar. Participé en un recital inolvidable, con una banda por ese entonces, Eon Circus, donde estaban Alexis Bolaños, Iroe Yuseyn y demás miembros, con la participación en la danza a cargo de la maestra Liz Pérez, y sus estudiantes, y con la lectura poética de nosotros. Mi participación fue una fusión entre el Rock, el Hip Hop, y la danza. Leía poemas en rimas, con el flow que representa el Hip Hop pero trasladado a una puesta prácticamente teatral. Sin duda, había un fervor, un entusiasmo, una emoción y vibra única en esa noche. Los asistentes entre aplausos y brindis disfrutaron del recital lleno de arte y expresión. Me fui agradeciendo mentalmente a Toño por el recital sin decírselo personalmente.

Nos encontramos en otros recitales, yo lo invité a un recital benéfico que se hizo para una comunidad del Táchira para niños de padres de escasos recursos, me acuerdo que él leyó poemas de su autoría y textos del poeta Andrés Eloy Blanco, uno de los poetas que le marcó su vida (entre tantos) luego con el pasar de los años, lo entrevisté para el proyecto audiovisual “Cuestiones de Lectura” donde habla de sus lecturas de literatura y poesía. Nombra con admiración a escritores de la talla de Marguerite Yourcenar, Pier Paolo Pasolini, Kaváfis, Franz Kafka, entre otros. También años anteriores lo entrevisté en la radio, en un programa que tuve con Carolina Barillas, llamado Voces Creativas por Éxtasis 97.7 FM. En los conflictos políticos y sociales que se han vivido en el país, específicamente en San Cristóbal, era muy reaccionario, y crítico, recreando iniciativas, expresiones, especies de manifiestos como protesta y reclamo de lo que pasaba en la ciudad. Muy amante de lo audiovisual, había realizado poemas con la combinación de lo digital, en la computadora. Videoarte. Vivió en Barquisimeto, en Caracas, en Mérida y en España. Estuvo en una antología poética llamada T.I.P.O. En Mérida se desempeñó como artesano por varios meses.

Hubo una pausa. Un letargo en la cultura regional, hubo un ruido y escape por la gente que se iba del país, por los problemas, por la ausencia de soluciones, por las divisiones, por las muertes y la violencia. Hubo recesos gestados y destruidos por el conflicto. Pasaron varios años sin ver ni visitar a Jose (también lo llamaba Jose sin acento en la e) hubo semanas, incluso meses donde la ciudad solía estar apagada, desorientada, pero sobre todo sola. Algunas veces, nos escribíamos uno que otro mensaje por Facebook. Un día me levanté con la intención de visitarlo, y nos vimos, nos empezamos a ver, solo los dos, entre semana, pero sobre todo los domingos. Por esos días conocí otras facetas de su personalidad, que sin querer se convirtieron en gratos encuentros íntimos y en confianza. Hablamos de cosas que jamás habíamos hablado, compartimos momentos únicos. Me habló de su experiencia en Yellow, un viejo local donde llegó a trabajar y dirigir, o cuando estuvo en La Grita haciendo unos trabajos en la Casa de la Cultura de allá. A esas visitas se le sumó en dos oportunidades el artista plástico Enrique C Gandica, quien conocía a Toño, incluso Gandica llegó a exponer en los espacios de la Quinta Lis en años anteriores. Esas visitas fueron en los primeros meses del año 2021.

Me acuerdo que en esas visitas entre los meses de febrero, marzo y abril de 2021, habíamos conversado de un plan que él tenía para ir a Chile, hablamos de una enfermedad que estaba saliendo y recuperándose como es la ACV, me habló que incluso tuvo COVID-19. Hablamos del carro que se estaba reparando, hablamos mucho sobre un pintor muy amigo de él, de su hermana y su familia, que tenía una de sus obras en la pared. Incluso un día lo visité y había cambiado la posición de la obra, de vertical la cambió a horizontal o viceversa. Ese artista se suicidó. Hablamos sobre una habitación en la Quinta Lis que estaba acondicionando para alquilar y así generar más ingresos, de hecho, me llevó para verla. Le dije con tono de broma que la  apartara para ir a vivir allá. Él con su risa muy suya, sarcástica, me respondió con palabras serias, que yo estaba viviendo una etapa de la vida donde no se imaginaba ni pagar el espacio ni mucho menos vivir allí. En ese año y años anteriores no tan lejanos, vivía mucho más descontrolado de lo que puedo vivir actualmente ¿qué tanto he podido cambiar? La última vez que lo vi, me ayudó a abrir la puerta del carro donde me iba, ese fue el último contacto que tuve con el artista.

Una mañana Edd Miller me escribe por WhatsApp, a los pocos días de mi última visita a la Quinta Lis con Gandica, me escribe desde España, avisando que José Antonio había muerto, que lo habían matado. Me quedé en el sitio, ahí mismo, me sentí vacío y me quedé en silencio. Edd Miller, amigo de Toño se comunicaba conmigo desconsolado, me dijo que le había avisado uno de los mejores amigos de José Antonio, quien fue el que lo acompañó cuando estuvo enfermo en meses anteriores. El móvil del fatal suceso, como toda desgracia es incierto, aunque hay varias cosas que se saben y se “resolvieron”. Fue un golpe terrible para la cultura y las artes del Táchira, pero sobre todo para familiares que lo querían, amigos y los habitantes de San Cristóbal. El periodista de sucesos, Armando Hernández publicaba en el Diario La Nación la tragedia.

Pasó un año creo, de su muerte, cuando su hermana Liz, que vive fuera del país, empezó a contactar a gente, amigos de José Antonio, vecinos, para hacer una exposición retrospectiva de la obra de su hermano en la Quinta Lis, y de esa manera rendir tributo y memoria de su vida y obra, de su paso por el mundo. Entre las personas que me acuerdo que fue parte de la organización y realización de dicha muestra está Ender Rodríguez, Osvaldo Barreto, Mary Ramírez, Kevin Corredor, la propia Liz, entre otros. Fui en varias oportunidades, en los días previos a la muestra, vi y observé una gran cantidad de obras, esculturas, ensamblajes, de Toño, poesía, recortes, publicaciones, mucho arte guardado que desconocía, otro mundo iba descubriendo de su obra, mientras vivía momentos extraños, y al mismo tiempo lleno de alegría y admiración. El día de la muestra supe como llegué, pero no me acuerdo como me fui, mi cuerpo y vida estaba en cambios y conflictos mientras nos despedimos de JoseAntonio Sánchez Pulido (Hecho Arte), estaba feliz en lo perdido, emociones intensas. Se reunió una cantidad importante de artistas, amigos de él, gestores culturales que ofrecían palabras de reconocimiento y despedida a su vida, entre esos, Jorge Belandria, Ana Berta López, Elsa Sanguino, y más.

Hoy por hoy, me sigue pareciendo muy extraño su repentina desaparición, extraño su presencia y su forma de ser. Creo que hubiera sido genial nuevas conversaciones, o propuestas artísticas. Lo que sí quedará en mi vida, en los días que vienen, en los días perdidos y en los días que se disolverán con el tiempo, fue esa experiencia de conocerlo, de esos intercambios de ideas y formas de ver al mundo, de versos y poesía, de risas y gestos sueltos, de locura y soledad acompañada. No fuimos ni grandes amigos ni grandes panas, pero sí, en silencio tuvimos como un pacto de amistad y pacto artístico, que bien o mal, nos llevábamos y tratábamos de expresar y aportar de diferentes maneras. Para los seguidores de su obra, sería valioso, que se pueda proyectar o saber un poco más sobre ella, que haya estímulos, acercamientos, y propuestas para exhibir lo que él hizo, cómo lo hizo, sus materiales, su visión de artista, su forma de ser. Mientras tanto, sigo viviendo y llevándome al olvido, a la muerte, sus recuerdos, lo mejor de él.

Lic. Comunicación Social

Locutor de La Nación Radio 

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