Regional

Reportero gráfico en tiempos de pandemia

1 de agosto de 2020

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La llegada del covid-19 lo trastocó todo. Llegó casi sin ser advertido y de un solo golpe cambió el sistema de vida de la humanidad entera. Nadie estaba preparado, porque nadie lo esperaba.  Alteró costumbres y tradiciones. Para evitar la propagación se crearon nuevas reglas, entre ellas la cuarentena y el distanciamiento.


Por Armando Hernández

Entre los numerosos cambios obligados por la situación de pandemia, figura, como en muchos trabajos, la práctica del periodismo, una profesión que de por sí es considerada a nivel global como de alto riesgo y que coloca a quienes la ejercen en la primera línea de batalla, junto a los médicos, bomberos y demás personas involucradas en el escenario de lucha y combate.

En el mundo las cosas cambiaron para ejercer esta profesión, y Táchira no es la excepción. Varios factores terminaron con enviar a los periodistas a sus casas, con instrucciones de movilizarse solo si es necesario, con las medidas de seguridad adecuadas para evitar un contagio o exponerse en los lugares considerados como de alto riesgo. No obstante, el apoyo en redes sociales y recursos tales como internet y celulares, no fueron suficientes para contener a quienes, ante el deber de conseguir la noticia, se vieron en la necesidad de salir a “patear la calle”.

Reportero gráfico de acción

Entre estos profesionales se encuentra nuestro compañero de labores Johnny Alexánder Parra Bautista, egresado de la Universidad de los Andes como licenciado en Educación, mención Inglés, a quien su pasión por la fotografía lo llevó a incursionar en el periodismo gráfico y se quedó formando parte de la plantilla de reporteros gráficos de Diario La Nación. La falta de transporte y gasolina, entre otras razones, no fue suficiente para mantenerlo en casa y apelando a su bicicleta, salió a la calle en busca de las imágenes y los hechos que constituyen noticia y no se pueden captar desde el confinamiento.

Su figura comenzó a hacerse familiar en diferentes puntos de lo ciudad, en los puestos de control de las autoridades, en calles y avenidas, mercados, centros asistenciales y en fin, en todo aquel lugar donde existiera un punto de interés, con valor noticioso y digno de ser mencionado durante la pandemia. Durante todo este tiempo, sus gráficas, sobre los más variados temas, han sido publicadas y su trabajo reconocido. Son muchas las cosas que tiene para contar, muchas las experiencias vividas, pero lo que más le ha llamado la atención fueron los quince días que pasó con efectivos del Cuerpo de Bomberos y Protección Civil en labores de desinfección que lo llevaron a los más variados escenarios: barrios, hospitales y numerosos lugares públicos.

Sus primeros trabajos de pandemia ocurrieron en la parte exterior de las iglesias, con feligreses hincados, de rodillas, orando ante las puertas cerradas de los diferentes templos católicos, consecuencia de una increíble situación que imponía el distanciamiento social y evitar la aglomeración de personas.

Y las cosas cambiaron…

Johnny recuerda que la situación le obligó a buscar alternativas para movilizarse y trabajar. Fue el primer cambio en la actividad profesional. Se impuso la necesidad de utilizar otros recursos para tomar las fotografías, incorporando para ello una cámara alternativa.

  Debí utilizar la bicicleta para mayor movilidad, ante los problemas de gasolina y transporte  dice . La situación de pandemia afectó porque existían temores generados por una enfermedad para la cual no existe cura, y por la desconfianza de sectores, que acataron al pie de la letra las instrucciones impartidas por las autoridades sanitarias. Intentaban evitar todo tipo de contacto, contrariamente a otro sector de la población, que no le daba la importancia debida a tal situación y frecuentaba lugares públicos con toda tranquilidad y sin preocuparse. Parra observó y captó en sus fotografías los más variados episodios, entre ellos los esfuerzos de las autoridades por informar a la población sobre los riesgos reales del covid-19 y la necesidad de acatar recomendaciones, el día a día en los mercados, automercados, hospitales y otros lugares, el exceso de celo de personas que temían contagiarse y el comportamiento imprudente de quienes no creían en nada y califican todo como “un cuento”.

Parra explica que uno de los problemas de la pandemia ha sido el aumento de la inseguridad y eso se convirtió en una limitante que le llevó a la aplicación de un ´plan B´, para proteger sus equipos de trabajo. Buscó una cámara alternativa, que pasara desapercibida y con la cual se pudiera trabajar de manera adecuada. Asimismo, explica que con eso de la pandemia no existe control en materia de tránsito y la gente maneja de manera imprudente, sin respetar semáforos ni la señal de “pare”, contraviniendo flechado, no respetan la vía, porque creen que hay pocos carros en la calle, y no es así. En más de una oportunidad se le ha visto “cortico”, con su bicicleta. Por eso, circula a la defensiva.

Hay que reinventarse

Johnny Parra recomienda, a quienes están en su mismo trabajo, no dejarse llevar por las limitaciones, resolver sobre la marcha, reinventarse, porque sí es posible hacer un buen trabajo. Para ello es posible apoyarse en los recursos digitales y alternativos, particularmente el celular, que es un gran aliado a la hora de componer, editar, escribir y pasar material, sobre todo ante las constantes fallas de electricidad.

Agradece la colaboración que le han prestado las autoridades y menciona: PoliTáchira, Bomberos San Cristóbal, Ven911, PC- Táchira y PC-San Cristóbal, GNB, Guardia del Pueblo, PNB, y en fin, numerosos organismos que han sido sus aliados para el trabajo desempeñado.

Acota, ya casi para finalizar, que conseguir la noticia oportuna, procesarla y publicarla no tiene precio, “es nuestra razón de ser, una responsabilidad que debemos cumplir a toda costa. Vale la pena correr los riesgos, en especial cuando el caso es muy bueno. Es un problema de vocación y responsabilidad”, aclara luego.

Confiesa que todos los días, al salir a trabajar adopta sus propias medidas de seguridad y prevención: El tapabocas, alcohol, el antibacterial, y su inseparable bicicleta. Todo saldrá bien, con la ayuda de Dios, a quien se encomienda con profunda devoción.

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