Regional

“Un visitante silencioso”

30 de enero de 2021

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“Mi madre también mejoró”.

Dayana Blanco *

Isaías 41:10. No temas, porque yo estoy contigo; no desmayes, porque yo soy tu Dios que te esfuerzo; siempre te ayudaré, siempre te sustentaré con la diestra de mi justicia.

—Comienzo esta experiencia con este hermoso versículo, que nos sostuvo, aun en medio de la prueba; hay ciertas cosas en la vida que pensamos que somos tan ajenos a ello, que sencillamente preferimos vivir en nuestra propia burbuja, ignorando lo que pasa a nuestro alrededor, y es allí donde surge la indiferencia y desde luego la irresponsabilidad, por parte de muchos que ven esto como un juego, poniendo en riesgo la vida de otros. Es por ello que muchos han perdido la batalla, ya que, tristemente, unos son más vulnerables que otros.

El día 21 de diciembre, parecía un día normal, pero no fue así, ese día mi mamá, Aracelis Ortiz, y yo, comenzamos a sentir síntomas muy parecidos al dengue o la fiebre chikungunya (particularmente lo asociaba a ello porque la había padecido antes); era un escalofrío que se extendía hasta los huesos, una debilidad indescriptible y una fiebre que paralizaba. Le dije a mamá me siento mal y ella empezó a llorar porque se temía lo peor; ella es una señora de edad, de 62 años, y en medio del temor y la ansiedad, muchas cosas pasaron por su mente.

Yo comencé a tomar Atamel, cada 4 horas, porque experimentaba mucha fiebre, y como estábamos en un pueblo lejano, pues solo acudimos a los remedios caseros y la sana alimentación, basada en frutas, verduras y muchas infusiones, lo cual mantuvo al sistema inmunológico en batalla, puesto que solo pensamos en que se trataba de una virosis común; ese

“visitante silencioso” no estaba sino como una hipótesis. El día 22 fue igual, batallando con los síntomas; “mamá lloraba”; el 23 me empecé a sentir mejor, ya no tenía fiebre, pero me salió un brote en el cuerpo, como cuando se está intoxicado. Nos tomamos una hematología completa ese día, según los resultados se había estado enfrentando un virus: el día 23 pasó lo inesperado, comenzamos a presentar pérdida del olfato y gusto, es realmente sorprendente comerte un ajo y no sentir pero nada; comer jengibre y que no te fastidie en lo más mínimo. Quedé atónita cuando el alcohol y el VapoRub eran, totalmente, un “olor silencioso”.

Es allí cuando comprendí que, al parecer, se trataba de un visitante que jamás habíamos esperado recibir; en medio de todas las cosas que uno lee y escucha, hay algo de lo que en definitiva no podemos huir y es la realidad, comprendiendo que lo que más influye es la forma en como tomes y decidas enfrentar dicha situación; el no tener la certeza, a nivel de pruebas, influyó mucho en nuestro caso, ya que nuestra mirada fue puesta totalmente en Cristo, le creímos a su promesa que nos acompañaría hasta el final.

El día 12 de enero, luego que mi madre continuara con un dolor agudo en el pecho, decidimos llevarla para un chequeo y fue allí que, por medio de una RX de tórax y de exámenes, se pudo constatar que ella es una sobreviviente covid.

En mi caso, solo me practicaron el IGM IGG, Y allí se pudo contemplar que el “visitante silencioso” había estado en mi cuerpo, en esos momentos solo se puede decir la gloria es para Dios. Luego de saberlo, vienen una infinidad de preguntas, que aún ni la ciencia ha podido responder hoy en día, porque todo esto es tan nuevo para nosotros, pero nuestro Padre celestial ya lo conoce de antemano, es por ello que decidí compartir este escrito, donde quiero instar a muchos por medio de este testimonio a no darse por vencidos, más allá de las dudas y el miedo que nos arropan, de las secuelas que quedan luego de esta “visita”. La última palabra la tiene Dios, Él cuida de nosotros y obra, aunque no podamos ver en el momento, esto debe servirnos para unirnos como hermanos y actuar conforme a su amor, pensando en que todos estamos en esta obra y no sabemos cuándo nos toque subir al escenario, ni qué personaje nos toque interpretar, pues vivimos una vida improvisada, donde no sabemos qué nos depara el mañana, porque lo único real y verdadero es el hoy y que quien nos dio la vida es nuestro Creador. Así que te invito a ser solidario y vivir una vida de amor, fe y servicio, para eso estamos aquí, así que no hagamos acepción de personas, no rechacemos al otro por su condición y, por el contrario, debemos poner al servicio nuestros dones y talentos.

* Escribió su testimonio.

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