Sucesos

Refugiados en escuela de Zorca-Pie de Cuesta en condiciones no aptas para ser habitada

5 de abril de 2021

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Ya ha pasado un mes del derrumbe de una montaña en Zorca-San Joaquín, y casi 6 meses de la vaguada de La Zorquera, pero los damnificados, aún alojados en las instalaciones de la escuela San Joaquín-Pie de Cuesta, esperan una solución inmediata, teniendo en cuenta que las mismas no están en condiciones de habitabilidad.

Deficiencias en el servicio eléctrico, de agua y alcantarillado, y proliferación de plagas, son algunas de las calamidades que han hecho realmente incómoda la estadía en este refugio, que se convirtió en la opción más inmediata para aquellos a quienes la naturaleza lanzó a la calle.

Pegar dos alambres pelados es la forma de darle suministro a parte del sistema eléctrico. (Foto/ Freddy Omar Durán)

Apenas la vivienda en que residía Carlos Chacón fue borrada del mapa por la crecida, ocurrida en el mes de noviembre, no solo él se vio obligado a mudarse al ente educativo, sino que de inmediato se entregó a las tareas de mantenimiento del lugar, haciendo las veces de plomero, electricista y albañil, entre otras.

Refacciones que a duras penas acondicionaron el espacio para su permanencia; pero que con la llegada de nuevos damnificados, producto del derrumbe del cerro La Pedrera, en Zorca-San Joaquín, resultan insuficientes ante notables fallas en lo que a la capacidad de los servicios públicos se refiere

— El agua funciona en la escuela -explicó Chacón- a través del tanque aéreo; porque no tenemos el agua directa. Estamos necesitando unas llaves de paso para el uso de los baños, pues de los cuatro que hay, solo uno funciona. Por eso, nos hemos quedado sin agua uno o dos días. Hace aproximadamente 6 días, luego de una fuerte lluvia, partieron el tubo principal y nos robaron la llave que nos daba acceso.

Agregó que gracias a un vecino lograron arreglar ese daño. En la noche, la entrada queda totalmente a oscuras.

“Acá lo que hay es un enchufe para todos los aparatos, algunos de los cuales se han dañado y otros funcionan a medias. El gas que teníamos, para evitar cocinar con electricidad, se agotó. Y por cierto, ya no funciona aquí el comedor porque no ha llegado más aprovisionamiento de alimentos.

Este tanque aéreo es el que suministra el agua a la escuela de Zorca-Pie de Cuesta, para proveer a las cinco familias allí alojadas. (Foto/ Freddy Omar Durán)

Chacón está ilusionado porque se dé cumplimiento a la entrega de insumos de construcción, aprobada por la alcaldía de Capacho, así como de un terreno para levantar su vivienda: a esas gestiones se va a entregar con ánimo esta semana, y espera para sus compañeros de refugio una ayuda igual de favorable”, expresó.

Duermen en un colchón

Advierten los damnificados que con leña no será posible cocinar, y que la limpieza de implementos culinarios y alimentos se hace a través de una sola llave, adaptada para tal fin.

La presencia de plaga también les mortifica y en sus cuerpos las huellas rosáceas de las picadas de garrapatas son visibles. La limpieza de la maleza y la fumigación podrían contribuir a mitigar la proliferación de insectos.

—Sabemos que no podemos convertir esta escuela en un hogar, pero por lo menos queremos que sea en lo más mínimo cómoda— aseveró Dilenis Bonilla, madre de un bebé, con el que duerme en un destartalado colchón, junto a su pareja.

La quebrada y la montaña arremetieron doblemente contra la morada en que vivían alquilados y sus pertenencias. Hoy a duras penas cuentan con unas ollas, y una cocina eléctrica, mientras el menor de la prole, quien apenas si tiene con qué vestirse, se conforma con jugar con piedras y un perrito, que es la mascota del lugar.

Atención médica urgente

Bajo esas condiciones, Yemille Rivera debe soportar una muy delicada situación de salud, pues una bacteria ya ha destruido parte de su paladar, la ha dejado casi sin escucha por un oído, y con dificultades para hablar. Eso ha ameritado múltiples hospitalizaciones, y la búsqueda de un otorrinolaringólogo, especialista escaso en el estado y que amerita altos costos de consulta.

—Desde la vaguada del 10 de noviembre –relató Rivera-, estoy presentando una bacteria en la garganta, la cual contraje de las aguas y el polvo arrastrados por la crecida. Al pasar los días se ha ido agravando mi enfermedad. Con mi paladar destruido, tengo dificultades para comer. Estuve hospitalizada 12 días, con medicamentos que me regalaron en el CDI de Capacho. Estoy con amoxilina y calmantes; pero ya no hacen ningún efecto; se probó con antibióticos para tejidos blandos y ninguno me ha servido. Me habló un doctor de usar uno más fuerte, pero está extremadamente costoso, cada dosis a 5 millones de bolívares, cuando debo aplicarme 25. He estado en el Hospital General de Táriba, para ver si allí me hospitalizaban; pero para ingresar me piden cuatro mascarillas especiales, de 15 mil pesos cada una. Quiero ir al Hospital Central, a ver si me pueden atender; pero me ha advertido el doctor que no puedo estar en un ambiente contaminado.

Freddy Omar Durán

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