Un aspecto que resaltó la doctora Dulce Pérez es que hay una cantidad importante de pacientes con pánico, por pensar que están contagiados con el virus.
Por Norma Pérez
Durante estos meses de pandemia y restricciones, las personas adoptan diferentes actitudes. Mientras unas siguen al pie de la letra las medidas de bioseguridad, otras ni siquiera contemplan la posibilidad de cumplirlas, a pesar de los riesgos que esto implica.
Desde su visión de experta, la psiquiatra Dulce Pérez Cristancho explicó que cuando hay restricciones, como las necesarias ante el covid-19, existen riesgos de depresión, ansiedad y es recomendable tener cierto tipo de acercamiento a un profesional de la salud mental.
Considera que es urgente hacer llamado a la reflexión y a la conciencia que poseen todos los seres humanos para el autocuidado y cuidar a los demás; siempre manteniendo el equilibrio y no caer en los extremos, pues hay personas que sufren una ansiedad anticipada porque alguien se acercó sin tapaboca o hubo un momento de descuido. Así como existe otro grupo que cree que no se va a enfermar, y allí es donde hay más riesgo y más contagio.
Hizo énfasis en que los profesionales de la salud asumen una enorme responsabilidad, con medidas muy precarias para enfrentar esta enfermedad, y así lo demuestra el número tan alto de personal fallecido cumpliendo con su deber en este sector; y que, aunado a esto, Venezuela carece de un sistema de salud eficiente para proteger desde el punto de vista físico o emocional a una persona. No se cuenta con las instituciones funcionalmente capaces de proteger a toda la población.
Escala de conductas
La doctora Pérez estima que ante el covid-19 debe existir la prevención, pues mientras haya una mayor exposición, se acuda a sitios con aglomeraciones, se incrementa el riesgo de continuar con la propagación de la enfermedad.
“Cuando hablamos de la dificultad que tiene una gran parte de los seres humanos para acatar las medidas de restricción que eviten la propagación del virus, tenemos que definir a ese grupo como personas con una inmadurez e irresponsabilidad muy grande, porque la incapacidad para protegerse o cuidar a quienes nos rodean habla de un alto nivel de inconsciencia”, destacó.
Lo que define como una gama de conductas del ser humano ante esta situación, considera que está muy bien resumido en una información que circula por las redes sociales y que ubica seis niveles de conductas asumidas ante la cuarentena:
En el primer nivel están las personas que ni siquiera usan mascarilla, no toman ningún tipo de restricción. Van por la calle sin ninguna capacidad para cuidarse ellas y menos a los demás.
Al segundo nivel pertenecen quienes salen a menudo a la calle y se protegen, pero parcialmente.
En el tercer nivel se incluye a los que se cuidan al salir, pero hacen reuniones con amigos y familiares, realizan visitas, y allí hay un gran riesgo.
Estos tres primeros grupos son los de mayor propensión a contagiar y contagiarse.
Cuarto nivel: son personas que se protegen, van a cumplir actividades laborales, regresan a sus hogares sin tener contacto social o familiar. Solo laboral.
En el quinto nivel se encuentran quienes están resguardados y solo salen cada cierto tiempo a comprar alimentos o un medicamento.
Las personas del sexto nivel son quienes tienen completamente restringidas las salidas, no hacen ningún tipo de contacto con el exterior, hacen pedidos a domicilio y tienen protección extrema.
En el análisis, la especialista señala que en estos seis grupos, los tres primeros están expuestos a un alto riesgo de contagio, y los tres últimos tienen menos probabilidad de adquirir el virus y propagarlo.
La diferencia entre estas personas es que hay un componente, hasta cierto punto grandioso, de que no les va a pasar nada o que son inmunes por tener ciertos rasgos de personalidad omnipotente.
El segundo grupo que se resguarda demuestra mayor grado de madurez, de precaución, con capacidad de cuidarse y cuidar a los suyos; esto les da la posibilidad de mantener las medidas para protegerse y proteger a los demás.
Estas son las dos grandes categorías que se pudieran definir con respecto a la conducta del ser humano en esta pandemia.
Disposición de ayudar
Un aspecto que resaltó la doctora Dulce Pérez es que hay una cantidad importante de pacientes con pánico, por pensar que están contagiados con el virus. Sienten que tienen los síntomas y mucho temor. Por lo general, son personas que tienen un antecedente de trastorno del estado de ánimo y la actual situación es un detonante para agravar su malestar.
Por esta razón, manifestó su disposición de cooperar con quienes lo necesiten a través de un grupo de WhatsApp, por el teléfono 0414 7219265, de manera gratuita.
Al inicio de la pandemia puso en marcha esta iniciativa y más de diez personas, de diferentes estados del país, se comunicaron solicitando auxilio porque estaban en pánico. La especialista les ayudó a superar la ansiedad por medio de su orientación, ejercicios de respiración y relajación, de confiar en un poder superior, y gracias a este apoyo lograron salir adelante.
Su reflexión final es la de llamar a la conciencia de todos para que entiendan que el cuidado debe ser colectivo, pues el riesgo es para muchas vidas. La tarea es pensar y aceptar si es ansiedad o irresponsabilidad.
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