Nacional
Cúcuta es la ciudad de moda para comprar productos y luego revenderlos en el oriente del país
6 de diciembre de 2019
En un país donde el salario integral, establecido por el Estado en Bs 300 mil bolívares, no cubre ni 4% de la canasta básica alimentaria (en octubre se ubicó en Bs 7 millones 585 mil 401, según el Centro de Documentación y Análisis Social de la Federación Venezolanas de Maestros), muchos anzoatiguenses buscan diferentes maneras de aumentar sus ingresos monetarios para subsistir.
Por Jesús Bermúdez /El Tiempo
De acuerdo con datos aportados por la Federación de Trabajadores de la entidad (Fetranzoátegui), al menos 70% de la masa laboral “se rebusca” para ganar más dinero y así comprar los alimentos necesarios para cada día.
Algunos han optado por hacer transporte con sus respectivos vehículos, otros han empezado a vender productos de la cesta básica en sus casas y hay quienes laboran a través de Internet en sus ratos libres.
No obstante, desde hace algún tiempo nuevamente se pusieron de moda los viajes a Colombia, específicamente a Cúcuta, para comprar mercancía y revenderla en Venezuela.
En el caso de Anzoátegui, ya se han observado muchos expendedores, tanto en Barcelona como en Puerto La Cruz, ofreciendo artículos como prendas de vestir, calzado, perfumes, relojes, productos de limpieza o chocolates, que han sido adquiridos en el vecinos país.
Las áreas externas del mercado porteño también son algunas de los sitios donde se ha notado la presencia de comerciantes informales, quienes están vendiendo mercancía importada.
Esta práctica, que ha tomado fuerza con el pasar de los días, ha sido una alternativa para “sobrevivir” en medio de la hiperinflación que se vive en el territorio nacional.
Los motivos son más que razonables, pues en Cúcuta los comerciantes pueden gastar entre siete y 12 dólares en la compra de un par de zapatos deportivos, que luego revenden en Anzoátegui por un valor que oscila entre 20 y 23 dólares (o su equivalencia en bolívares, según la tasa paralela más actualizada).
Lo mismo ocurre con los perfumes (allá se consiguen a partir de 5 dólares y en Venezuela los expenden en $10 o $15), los tintes para el cabello (cuestan 1 dólar y aquí los revenden hasta en $5) y los relojes (cada uno puede valer $5 y en suelo criollo se ofrecen en 10 o 15 dólares), entre otros productos.
Sólo con revisar estos ejemplos queda evidenciado que realmente es un “buen negocio” ir a Cúcuta a adquirir mercancía para la reventa.
“A mí me ha ido bien yendo para Cúcuta. Hay productos de calidad y por eso me he animado a ir porque se gana suficiente dinero”, afirmó la vendedora informal Rosa Hernández.
Formas de viajar
Pero no todo es color de rosa. El simple hecho de trasladarse de Puerto La Cruz hasta esa ciudad fronteriza requiere de una buena inversión de dinero, tiempo y sacrificio.
En primer lugar se debe cumplir con el “engorroso” proceso de conseguir un boleto de viaje y esto se puede lograr en dos sitios: el terminal terrestre de Puerto La Cruz y el terminal de Expresos Occidente (ubicado cerca de Pozuelos).
Para viajar a través de ambas estaciones se debe comprar el pasaje con un día de anticipación, pues sólo habilitan un autobús cada día a las 10:00 am.
Hasta el 22 de noviembre el precio del boleto era de Bs 300 mil, de los cuales 70 mil deben ser entregados en efectivo (obligatoriamente) y el resto se cancela con tarjeta de débito o transferencia. Es decir, sólo en el traslado desde Puerto La Cruz hasta Cúcuta (y viceversa) la persona interesada debe desembolsar al menos 600 mil bolívares, lo que se traduce en 17 dólares, aproximadamente.
Otra alternativa es contratar los servicios de alguna de las tantas empresas de viaje que existen en la actualidad y que exigen entre 35 y 45 dólares y cubren tanto la movilización (ida y vuelta) como el hospedaje y la comida.
No obstante, pese a ser una modalidad más cómoda no es agradable para todos los comerciantes, ya que tienen que invertir más dinero en el traslado y comprar menos mercancía.
Camino largo
Según el mapa de Google.com, para ir de Puerto La Cruz hasta Cúcuta hay que recorrer entre 1.100 y 1.230 kilómetros (varía según la ruta escogida), esto sería en promedio, entre 17 y 22 horas de camino. El tiempo va a variar dependiendo del chofer y el tipo de unidad de transporte utilizada para el viaje.
Pese a lo largo del camino, la comerciante Mariela González ya ha visitado el país vecino cinco veces en lo que va de 2019.
Contó que generalmente se va un jueves, llega el viernes a Cúcuta y se queda máximo dos días allá, para poder comprar mercancía (prendas de vestir, tintes, relojes, perfumes y zapatos) para su negocio, ubicado cerca del estacionamiento del mercado de Puerto La Cruz.
“Cuando estás en Colombia te consigues con funcionarios amables, incluso en las oficinas de migración en Cúcuta. Luego de pasar por allí, tienes que dirigirte a una casa de cambio para que te cambien los dólares por pesos para poder comprar. Siempre trato de comprar lo más rápido posible y como he ido varias veces ya sé cuáles son los lugares que debo visitar”, acotó.
González afirmó que el problema empieza cuando se dispone a regresar a territorio venezolano. “Allí comienza el dolor de cabeza”, aseguró.
Y es que según dijo la vendedora, cuando vienen de regreso son “matraqueados” por funcionarios policiales y militares en diferentes alcabalas.
“Casi siempre cuento siete alcabalas que hay que pasar después de salir de San Cristóbal. Lo peor es que en cada una debemos ponernos de acuerdo los pasajeros para reunir y pagar 100 mil o 200 mil bolívares, todo depende de lo que pidan los policías o los guardias. Una vez, uno se afincó y nos pidió 600 mil bolívares. Para estar prevenidos hay que llevar tanto dólares para la mercancía como bolívares para el matraqueo en las alcabalas”, expresó.
A juicio de la comerciante informal, estos viajes son positivos y le generan “bastantes” ganancias. Agregó que en los próximos días irá una vez más para traer mercancía que pueda ofrecer en Navidad.
Quien no quedó con muchas ganas de repetir el viaje a Cúcuta fue la vendedora Obdulia Rodríguez. Ella aseveró que trasladarse hacia la ciudad fronteriza no es rentable y le ocasiona mucho cansancio.
“Yo prefiero seguir yendo a Caracas porque se gasta menos en pasaje (Bs 60 mil) y se compran muchas cosas económicas también. La vez que fui a Cúcuta tuve que descansar los pies un día entero porque caminé demasiado, y el viaje es larguísimo. Además, para allá tienes que llevar mínimo 250 dólares para poder comprar suficiente mercancía. Caracas es menos cansancio, menos gastos y hay casi los mismos precios en los productos”, acotó.
Otro enfoque
En el terminal porteño no fue posible conocer cifras oficiales sobre traslados hacia Cúcuta. No obstante, un vendedor de boletos consultado, quien prefirió no identificarse, afirmó que los viajes hacia esta ciudad de Colombia han aumentado en los últimos meses.
Dijo que ya no todos los que compran boletos para este destino son migrantes, sino que ahora “hay muchos” que sólo van al sitio para comprar productos y se regresan al país.
Ha sido tanto el auge de esto que hasta profesionales como la administradora Carmen Pérez han decidido vivir esta aventura en aras de obtener beneficios.
“Yo escuché que una vecina fue a mediados de año y por eso me puse a reunir hasta que llegué a 300 dólares (esto es 1 millón 033 mil 617 pesos colombianos, aproximadamente). Con eso me fui sola y en el camino me hice amiga de una pareja para estar acompañada durante el viaje. Con ellos conseguí una vivienda para pasar la noche, llegué un viernes y el sábado al final de la tarde nos regresamos”.
Añadió que en principio pensó en comprar ropa y alimentos para ella y su familia. Pero al observar los “bajos precios” invirtió en perfumes y productos de limpieza y aseo personal, los cuales está vendiendo ahora a sus vecinos y compañeros de trabajo en Barcelona.
”También pude comprar cajas de pastillas para la tensión para regalarlas a mi mamá, compré chupetas, galletas, dos cajas de bombones y sacos de perrarina y gatarina para mis dos mascotas. Para mí, el viaje fue muy productivo y creo que lo volvería a hacer”, resaltó.
Cabe resaltar que la mayoría de las personas que ofrecen productos adquiridos en suelo colombiano exigen el pago en dólares para “no tener pérdidas”, pues aseguran que “el bolívar pierde valor cada día”.
El presidente de la Cámara de Comercio de Barcelona, Wael Raad, apuntó en días recientes que en la actualidad siete de cada 10 personas utiliza la moneda estadounidense para comprar productos. “Esta práctica ya es habitual y sigue creciendo cada día”, acotó.